Unos 40 mil chilenos participaron en el acto principal del Primero de Mayo, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), cuyo presidente Arturo Martínez llamó al Gobierno a responder a sus demandas.
El dirigente sindical criticó el neoliberalismo impuesto en Chile por el dictador Augusto Pinochet, que ha enriquecido sin medida -dijo- a los grupos económicos nacionales. Planteó la necesidad de reformar la actual Constitución política, también impuesta por la dictadura, y llamó al Gobierno a “tomar decisiones al respecto”.
Martínez alertó, por otro lado, que “está pavimentado el camino para que la derecha de Pinochet -la económica- llegue al poder” y convocó a los partidos políticos y organizaciones sociales a “construir una nueva mayoría para que Chile evite que la derecha llegue al gobierno”.
Al acto de la CUT concurrieron el ministro de Trabajo, Osvaldo Andrade, así como Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista de Chile, Cristián Cuevas, líder de la Confederación de Trabajadores del Cobre y otros dirigentes.
Después del acto, que se efectuó de manera pacífica en Santiago y el resto del país, ocurrieron enfrentamientos entre Carabineros y desconocidos calificados de “anarquistas”, con un saldo de 120 detenidos y que hoy serán formalizados por la justicia sólo dos de ellos por actos contra la policía.
Por otra parte, se efectuó una misa a San José Obrero en la Catedral Metropolitana, donde el Cardenal Francisco Javier Errázuriz subrayó que la actividad empresarial es buena y es necesaria cuando respeta la dignidad del trabajador, el cuidado del medio ambiente y se ordena el bien común. Alertó, sin embargo, que “se pervierte cuando, buscando sólo el lucro, atenta contra los derechos de los trabajadores”.
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