jueves, 28 de junio de 2012

LA MISERIA, EL ÚNICO PATRIMONIO DE ESTA HUMANIDAD


Un domingo de cada año las ciudades del país amanecen con su mejor sonrisa de frac para sacar brillo a edificaciones y maquinarias que la rutina había obviado durante 364 jornadas. Palacios, museos, paseos o trenes centenarios participan en este desfile por un baúl del que los disfraces de época asoman a plena luz del sol.

Mientras más viejo sea el objeto de culto, la reverencia parece más estridente. Pero la fiesta es efímera, porque los palacios y trenes no eran del pueblo, sino de unos señores dispuestos a brindarle circo al pueblo. Así que, de patrimonio, nada. Y eso ya es una pista: nuestro verdadero patrimonio es la ausencia patrimonial, la carencia que afecta a las grandes mayorías. La pobreza, en efecto, suma muchos más años acompañándonos que todos los trastos lucidos en el marco del Día del Patrimonio.

Claro está, ese domingo de cada año la miseria es escondida tras cintas tricolores y un aroma que no es de colonia, sino de colonialismo. La pobreza es el único patrimonio de esta humanidad que se vanagloria de haber llegado al siglo XXI corriendo tras los talones de las grandes potencias, que lo son gracias a que países como éste firmaron con ellas tratados de renuncia patrimonial. Pero aquí la pobreza lleva tanto trecho andado que ni esas esculturas renacentistas que apaciguan la mirada azulosa de los ricos pueden competir con ella, tan incorporada al paisaje, que la geografía parece haber dispuesto hacia dónde exactamente seguir exacerbando la marginalidad.

Si el ritual de la desigualdad es tan antiguo, ¿para qué pretenden imprimir al Día del Patrimonio esos aires de intelectualidad característicos de los ejercicios de cosificación de la cultura? Respuesta: para dar algún ornamento a lo impresentable. Las universidades, surgidas en el mundo para salir al paso del secretismo monacal y hacerse cargo de pensar críticamente la marcha de la sociedad, han traicionado su sentido fundacional, convirtiéndose en obedientes apéndices superestructurales de intereses que no son los de la ciudadanía. ¿Acaso las vicerrectorías de investigación del país tienen al centro de su cometido el propósito de identificar las causas de la pobreza? ¿O el plan estratégico corporativo de las rectorías tiene por finalidad brindar calidad de vida a la clase trabajadora? ¿La división del campus en facultades busca contribuir al diseño de políticas públicas que propicien la igualdad social?

No, definitivamente. Hoy las universidades no reflexionan sobre el curso de los hechos para introducir cambios; practican la compraventa de títulos profesionales, cartones que jamás necesitaron Platón o Heródoto. Hoy las universidades no se preocupan de los derechos del quintil de menor ingreso de la sociedad… ¿para qué, si lo han excluido a priori de sus programas, a través del cobro de aranceles millonarios? Hoy las universidades no se cuestionan, como sí hicieron Giordano Bruno y Galileo Galilei, la institucionalidad vigente, porque ahora son la Constitución y las leyes las que promueven la categoría de negocio para la educación. ¿Día del Patrimonio? Restituyamos primero la universalidad de la enseñanza; socialicemos, pues, el conocimiento; y cuando aprendamos cuán grande es lo que tenemos que recuperar, a la élite no le quedarán ganas de celebrar.

EL PAIS DE LAS OPORTUNIDADES


Chile, es denominado el país de las oportunidades, mientras tanto sigue subiendo las tarifas de la movilización y los sueldos ¿Qué? solo para algunos  que  no ocupan el Transantiago o el metro. Parece que sabían que iba a venir un alza y se aseguraron de antemano, por si las moscas.

Rebajar el impuesto a los combustibles, estamos de acuerdo pero también es necesario que las grandes mineras deban pagar dicho impuesto, ya que quienes pagan en estos momentos es el 20% de la población y las mineras 0%,axial como también deban pagar mas impuesto por la explotación o mejor aunque el estado sea dueño del 51% de las riquezas. Cristina, tu si tienes cojones, idola.
Pero estamos en el país de las oportunidades, la educación es y seguirá siendo una excelente inversión, al igual que la salud, las Isapres, las AFP pero en la bolsa de valores; como las hidroeléctricas cada que están destinadas a abastecer en un gran porcentaje a las grandes mineras extranjeras y eso que muchas veces he escuchado esa frasecita de que el cobre es chileno. ¿¿??

El país de las oportunidades y cada vez más me convenzo de la necesidad de un cambio generacional y mental. Mi hijo me pregunto: ¿Por qué la educación es carísima? Y le respondí:”PORQUE EL CONOCIMIENTO ES UN PELIGRO PARA LOS PODEROSOS”. El país de las oportunidades, hasta cuando los muchos lo decidan, en la hora correcta, en la razón necesaria y cotidiana de que es posible volver a soñar, en la oportunidad de creer, de crear una nueva sociedad, la de las diversidades, de la justicia social, del respeto a la vida, en la dignidad impostergable de educación y salud gratuita como un derecho irrenunciable del ser humano.

El país de las oportunidades, es el momento actuar, por todas las cosas ignoradas, por los deberes inconclusos; es la oportunidad de los intrépidos para construir Nación. Hay que comenzar a vivir y sentir la vida como un desafío cotidiano, porque el futuro les pertenece a los olvidados, a los sedientos de porvenir.
POR LA TIERRA, POR LA VIDA, HASTA VENCER O VENCER



QUECHATOKI

DE LA LEY RESERVADA DEL COBRE… A LA LEY RESERVADA AL POBRE

Mientras la clase política chilena se vanagloria de haber consensuado el término de la tristemente célebre Ley Reservada del Cobre, con la que la dictadura aseguró a las Fuerzas Armadas los fondos proporcionalmente más altos que ha conocido el gasto en Defensa en América Latina, nadie se toma la molestia en explicarle a la ciudadanía que el pacto que ahora permite dicha derogación contiene una letra chica bastante grande. Por una parte, la oscura norma se cambia por otra insólita, en virtud de la cual la agenda bélica local garantizará para sí por, cuatro años, un presupuesto exento de discusión  parlamentaria, privilegio que, claro está, los congresistas no aprobarían para Educación y Salud, por ejemplo. Por otro lado, la reforma asegura un piso de fondos a las instituciones castrenses: el promedio de lo obtenido en los últimos diez años de venta cuprífera. En efecto, si los voceros civiles de los militares han aceptado con tanto entusiasmo esta vez la propuesta del ministro y ex vocero pinochetista del Plebiscito de 1988, Andrés Allamand, es porque el mínimo monto que el nuevo cálculo les provee es mucho más alto que lo que la ya desahuciada ley les permitía soñar. En efecto, la situación económica mundial ha hecho caer durante el último trimestre en 38% la producción de cobre, hecho que, además de objetivo, aparece asociado a la vertiginosa baja de 14% en el precio internacional del metal rojo, entre enero y marzo, y un retroceso de al menos 10% en las leyes de los minerales.

         Se trata del más profundo y multimillonario salvavidas a las armas, que aprovecha el amplísimo descrédito de la norma previa para impedir en Defensa recortes presupuestarios que, en caso de ser invocada por La Moneda una “crisis económica”, sí operarían en Educación y Salud, como ya lo hizo en 1998 el entonces Presidente Eduardo Frei. La paradoja mayor, sin embargo, es que este acuerdo hecho en nombre de una derogación largamente esperada tiene su amarre a pocos días de que se dé a conocer un informe que el propio Ministerio de Bienestar Social teme: el resultado de la última Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN), que mostrará la consolidación estructural de la pobreza en un país en el que la situación de calle suma ya 12 mil personas. “El precio de los alimentos ha subido mucho y, por lo tanto, la línea de pobreza se corrió hacia arriba”, aseguró el propio titular de la cartera, Joaquín Lavín, en un penoso intento por explicar las cifras que saldrán a la luz pública durante este mismo mes. Entonces, en vez de subir el piso del presupuesto militar, ¿por qué no bajamos, mejor, el techo del alza de IPC de los productos de primera necesidad? ¿Por qué, así como se traspasa al gasto en defensa el cálculo de los mejores precios del cobre, no se transfiere a quienes pagan el costo social del sistema la proporción respectiva de las mejores utilidades obtenidas por las empresas? Se asegura el financiamiento para el brillante porvenir de no sabemos qué guerra, pero la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, ha propuesto un plan de emergencia que, en nombre de la crisis internacional, plantea bajar el sueldo a los trabajadores. ¿Por qué ese doble estándar si, con fecha 15 de junio, la CEPAL acaba de evacuar su informe macroeconómico mensual, estableciendo para Chile un crecimiento 24,4% más alto que el promedio estimado para América Latina? La respuesta es que, al igual que en dictadura, las Fuerzas Armadas siguen imponiendo sus privilegios, con la diferencia de que ahora esas mismas granjerías son defendidas, en nombre de los uniformados, por civiles. ¿Derogar la ley? Sí, por supuesto. Pero con indicaciones profundas al nuevo cuerpo legal, o habremos pasado, sencillamente, de la Ley Reservada del Cobre a la Ley Reservada a los Pobres.

David Hevia