martes, 20 de mayo de 2008

Texto completo de intervención del presidente del PC Guillermo Teillier


Señor Presidente:


Este mes se cumplen 32 años desde que fuera secuestrada la dirección del Partido comunista que encabezaba Víctor Díaz. Después de años de ocultamiento de la verdad, gracias a las revelaciones de un funcionario administrativo, se logró esclarecer lo que es una de las más estremecedoras muestras de ensañamiento en el aniquilamiento de un grupo de seres humanos. Este sadismo, la depravación mental, la crueldad extrema a que llegaron los agentes de la dictadura en las torturas hasta la muerte y posterior desaparición de los cadáveres de nuestros compañeros, se inspiraban en la concepción política de aquellos que aseguraban que este tipo de crímenes de lesa humanidad eran el plus ultra de la lucha por la defensa de la democracia y la estabilidad del país.


Desafortunadamente, señor Presidente, podemos darnos cuenta, por ciertas afirmaciones públicas –como la de un dirigente de derecha que hace pocos días trató a los comunistas de tiñosos- y por la actitud de grupos políticos de derecha., que esta concepción no ha cambiado salvo honrosas excepciones. Ayer fue el intento de genocidio brutal contra un segmento de nuestra sociedad, hoy es la exclusión y la discriminación, con argumentos tan falaces como los de entonces.


Esta concepción política queda retratada de cuerpo entero cuando la UDI (Partido Unión “Demócrata” Independiente) declara a los cuatro vientos que está en contra de la inscripción automática en los registros electorales, porque los dos millones y medio de jóvenes que no están inscritos favorecerían a la concertación y a la izquierda con sus votos. Acaso esta ¿no es la misma concepción violadora de derechos humanos que esgrimía la dictadura? En este caso, la de condenar a jóvenes porque presumiblemente piensan distinto a los señores dirigentes de la UDI. ¿No es acaso una aberración que esto ocurra en nuestro país en pleno siglo XXI, a las puertas del Bicentenario de nuestra República?


Y ¿qué podemos decir de la que se ha postulado como la otra cara de la derecha? La que encabeza el señor Sebastián Piñera, el de las infinitas promesas de reformar políticas, que ha tratado de alejarse del pasado que liga a ese segmento con la dictadura y que, según nos han manifestado en conversaciones que hemos tenido con sus dirigentes, quieren constituirse en una derecha democrática y por tanto proclive a ciertos avances democráticos, a un reencuentro, que nos invitaron a la sede de Renovación Nacional para comprometerse con la reforma electoral, incluso mediante la firma de un documento y además, mediante una serie de fotos, de televisión, de una gran obra mediática que se montó en ese momento. Hasta ahora han resultado promesas falsas y mentirosas como ocurrió con el voto de los chilenos en el exterior. La última argumentación surgida de dirigentes de ese partido para oponerse a dar su voto a favor a la reforma electoral propuesta, o a la reforma constitucional propuesta, es que el señor Piñera quiere hacer más reformas, que no estarían en el tapete de la discusión. Si no fuera por lo serio de esta discusión, tal argumento daría para un buen chiste. Porque hace ya tiempo que tales proyectos están en circulación entre los dirigentes de los diversos partidos. Sabemos de las conversaciones del gobierno con RN, con sus bancadas bancadas y con el propio Sebastián Piñera. También las hemos realizado nosotros. “Hacerse el loco”, como se dice en jerga popular, es lo más fácil. Pero no es posible concebir que éste sea un recurso de un candidato a la Presidencia de la República.


Lo cierto es que no vemos voluntad política de renovación Nacional y su candidato a la presidencia. A nosotros nos gustaría conversar con el señor Piñera, al menos conversar de todos sus dichos para que se haga cargo de estos. Nosotros no creemos que sea posible que él siga actuando en un plano mediático pero sin considerar que lo serio está aquí, en esta discusión del Senado, donde lo que valen son los hechos.


Hay otros recursos de rechazo muy manidos, como el mayor gasto si se aumenta en 5 o 10 diputados, para indisponer a la opinión pública, tan urgida por las apreturas, que impone un sistema de utilidades extremas de unos pocos que es el que se pretende proteger a toda costa al cerrar camino a la reforma. Sabemos que estos gastos incluso se pueden sufragar con el mismo presupuesto de hoy, porque es una cantidad ínfima y mezquina de diputados en que se ha dicho se quiere aumentar la Cámara de Diputados.


En el fondo, señor Presidente, existe una degradación de la política de la cual se aprovecha la derecha. Según datos de El Mercurio de hoy la derecha, por medio del sistema binominal, con el 38.7% de los votos obtiene el 45,8% de los diputados. Es decir un plus de un 7.1% más de lo que le correspondería en cualquier sistema democrático proporcional. Ese 7.1% se corresponde con el 7.4% que obtuvo el Juntos Podemos Más en la misma elección, en otras palabras, la derecha le está birlando la representación que le corresponde al Juntos Podemos Más.


Por otra parte se ha dicho que la opinión pública no tiene interés en la reforma electoral. En una encuesta –a la que hizo alusión el ministro viera Gallo- profusamente publicada entre ayer y hoy aparece que un 25% de los encuestados se pronuncia contra la reforma del sistema electoral, otro 25-% no opina, pero un 50% -repito señor Presidente, un 50%- está por la reforma total o parcial del sistema y no es precisamente genta de izquierda la que hizo esta encuesta.


Como lo dijimos en la Comisión de legislación y justicia de la Cámara de Diputados, lo reiteramos hoy respecto de los honorables senadores, estamos tiempo para que recapaciten, para que ésta que se considera el estamento más juicioso de nuestra legislatura –así ha aparecido por lo menos en la prensa- entre en razón y tome debida cuenta de que si rechaza la reforma no está defendiendo la estabilidad como aseguran, sino que está abriendo paso precisamente a una mayor confrontación política y social, que no vendrá de los comunistas, sino de todos los sectores sociales y políticos que se sienten discriminados, que no tienen donde plantear sus propuestas y que siente que las leyes que se aprueban no reflejan la realidad nacional en su totalidad, sino que de manera sesgada y proclive a los grandes intereses económicos. Deben tomar en cuenta que ya casi el 50% de los chilenos en edad de ejercer su derecho a voto no lo hacen por desconfiar del sistema actual, lo que a corto plazo puede genera una crisis de representatividad.


Nunca en Chile los comunistas hemos atentado contra la democracia, al contrario, somos partidarios de profundizarla. Hemos sido históricamente víctimas de aquellos que se han negado a considerar la democracia como un tema de todos los chilenos y no sólo de una porción del espectro político, que hoy es minoritario frente a la demanda de reforma electoral y otras que el país necesita con urgencia.
No sabemos lo que ocurrirá en el Senado, aunque podemos presumirlo por las declaraciones de personeros de derecha. Seguiremos nuestro camino en demanda de reformas políticas y democráticas. Le aseguramos, señor Presidente, que convertiremos la próxima contienda electoral municipal en un verdadero plebiscito por la democracia y, en ese sentido, queremos valorar la forma como votaron en la Cámara de diputados los parlamentarios de la Concertación y de la bancada independiente y la diputada Karla Rubilar y en especial también la disposición de los partidos de la concertación para llevar adelante un acuerdo electoral con el conjunto del Juntos Podemos Más en la elección de alcaldes, en un número acotado de comunas, cuyo objetivo central es terminar con la exclusión y fortalecer la democracia, para lo cual nuestra disposición –la de los comunistas- es votar por el candidato a alcalde de la comuna de la Concertación, de cualquiera de sus partidos donde nos corresponda omitirnos, sin esperar a cambio más que la misma conducta de la concertación en las comunas donde el candidato sea del Juntos Podemos Más. Para conocimientos además de ustedes queremos decir que no iremos en una lista comunistas y la Concertación. No se trata de un pacto electoral, porque no está esto concebido en la ley electoral. Es un acuerdo político para terminar con la exclusión. Este acuerdo, de paso, ha servido para mostrar de nuevo las falacias argumentales de la derecha que, por un lado afirma que para que los comunistas terminen con la exclusión debe ir en un pacto parlamentario con la Concertación, pero cuando apenas está por concretarse este acuerdo por omisión, ponen el grito en el cielo afirmando que esto es un contubernio.


Peor contubernio no hay en el país que el de los partidos de la derecha que se oponen hasta hoy a la reforma del sistema electoral porque esta historia del “bueno” Sebastián Piñera, en relación a las reformas políticas, en rebeldía frente a los malos, “la UDI”, no nos convence, hasta ahora, palabras más, palabras menos, son lo mismo. Esperamos, señor Presidente que, a pesar del clima reinante –me refiero al clima político- después de la votación en sala podamos hablar en un lenguaje más distendido, pero ello ya no depende de nosotros, porque estamos excluidos de votar en el Parlamento, y, en ese sentido, los que ha han arrogado ese exclusivo derecho hasta hoy, deben asumir toda su responsabilidad. Muchas gracias.

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