lunes, 17 de marzo de 2008

LAUTARO CARMONA EN AMPLIADO METROPOLITANO DEL PC

“Cursan expresiones de crisis del sistema neoliberal. Hay cada vez más señales de agotamiento de una forma de dominación extrema instalada a sangre y fuego, pero no nos equivoquemos. Puede estar fracasado, pero no es un modelo derrotado; de allí las exigencias para quienes tenemos conciencia de la necesidad de terminar con él.La crisis alcanza niveles en que incluso la representación parlamentaria de mayoría que la Concertación conquistara en la última elección, sufre un cambio y hoy día la presidencia del Senado se ha definido en conjunto con las fuerzas de la derecha.
Una economía que se muestra como ejemplar y referencial, abierta a los intereses transnacionales, sufre las repercusiones de la crisis del neoliberalismo a nivel internacional, particularmente en su centro norteamericano. Hay señales inequívocas de desaceleración del crecimiento de la economía chilena. En el último año creció un 3,4%, lejos de los propósitos que ellos tenían, y las medidas que anunció el Ministro de Hacienda, tienen dos caras. No fomentan la producción ni a las pequeñas y medianas empresas, que dan el 80% del trabajo. No hay valor agregado, no hay acceso a un crédito asequible. Aunque es un paso, la eliminación del impuesto de timbres y estampillas es insuficiente.
Como fruto de la crisis económica mundial, se ha reevaluado el peso hasta niveles favorables para los especuladores y desastrosos para los productores locales.-La rebaja del impuesto específico a los combustibles no tiene un efecto global, ni hace que se reactive la economía.
La inflación de la canasta de alimentos básicos se ha incrementado en 16% el último año. No hay medidas tributarias que vayan al fondo del tema, como volver por ejemplo al 16% del IVA.
La crisis en curso va a significar desempleo e inflación y va a precarizar aún más las condiciones de vida de los sectores más pobres.Los trabajadores: sujeto principal
Esto repone un debate sobre la organización de los trabajadores de empleo precario, y la defensa de sus intereses, que debe iniciar el movimiento popular.Los Trabajadores son el sujeto principal en la lucha por producir cambios democráticos.
Eso debe ser primera prioridad de debate específico en cada célula de barrio, temática o de profesionales. Todas las células deben contribuir al potenciamiento del movimiento sindical, desde donde debe venir la dirección principal de los cambios que reclama el país.Reafirmamos nuestra evaluación sobre los avances en la lucha durante el 2007, que golpearon sectores claves de una economía exportadora neoliberal del Tercer Mundo, especialmente recursos naturales, marinos, minerales, forestales o de la agroindustria.
Recordamos las batallas de los forestales, que alcanzaron a imponer negociación ramal; las batallas de los temporeros del norte, que impusieron un salario mínimo igual al salario ético, las batallas que libraron y libran los trabadores del subcontrato del cobre, organizados en la Confederación de Trabajadores del Cobre, exigiendo a igual trabajo igual salario y que Codelco integre a la planta a quienes están directamente vinculados a la actividad productiva del cobre.Allí están los avances de las luchas que libran los trabajadores del sector público en sus distintas expresiones. La Central Unitaria de Trabajadores, convocó, durante el año pasado, una movilización que cuestionaba directamente la aplicación del modelo neoliberal, y que tuvo la capacidad de relacionar la legítima lucha sectorial reivindicativa con el cuestionamiento político general, en el marco de lo que se llamó el Parlamento Social y Político, que reúne a partidos políticos y a otras fuerzas sociales encabezadas por la central de trabajadores.Estos avances aparecen en las batallas de los trabajadores del salmón, que encuentran feroz reacción del gran empresariado, coludido con los intereses transnacionales, con el beneplácito de las autoridades. Las tareas que vienen reclaman más convicción, más perseverancia, mayor solidaridad entre trabajadores, y del movimiento popular, con quienes lleven la avanzada.
Estimadas y estimados compañeros, estas luchas nos ponen frente a la encrucijada entre un salto de calidad para la democracia en Chile o un retroceso del movimiento popular.Nada está garantizado a priori. Solo la lucha organizada, inteligente y hábil, pero también despierta amplitud en otros, es la clave para que esta contradicción se manifieste en un salto hacia delante.Los trabajadores que han estado en el combate directo no sólo han demostrado valor sino han ganado experiencia. La lucha va a ser cada vez más cruenta, porque está vinculada a la sobrevivencia del trabajador y su familia.Batalla contra la exclusión
La primera semana de abril debería discutirse en el Parlamento el proyecto de reforma al sistema electoral, que seamos claros, no cambia el sistema binominal, pero da un paso para corregir la exclusión. Esa batalla política, que se da en relación con la batalla social, se inscribe en el contexto de la revolución democrática que apunta a la democratización plena de nuestra sociedad. La reforma es sólo parcial, pero la valoramos como un primer paso que acerca el camino para el cambio constitucional. Significa empezar a romper los candados de la dictadura, de los que hablaba Volodia.Además, podría significar la elección directa de los consejeros regionales y la inscripción automática en el registro electoral, lo que implicaría un aumento del padrón electoral y por tanto un mayor número de concejales.Hemos convenido con los partidos de la Concertación, sin perder identidad, un acuerdo por omisión o de apoyo mutuo, que entre otras cosas implica lo siguiente:-Listas propias a concejales en todo Chile, en competencia con la Concertación;-Candidatos a alcaldes propios, en la inmensa mayoría de las comunas del país.-Sólo en un reducido número de comunas, hoy con alcaldes de derecha, hacer converger nuestras influencias electorales con las de la Concertación para desplazar a la derecha.
A esto le damos el sentido de una contribución a la cruzada democratizadora, a través de una plataforma mínima común que recoja los intereses de la comunidad, a través de diversos mecanismos de participación.Estamos atrasados. Debemos empezar desde ya nuestra tarea.Unidad del pueblo La izquierda debe ser el factor clave para una unidad amplia que permita alcanzar la mayoría, en la perspectiva de conquistar un gobierno democrático con justicia social.
En ese sentido, tenemos una relación bilateral de altísima coincidencia con la Izquierda Cristiana, que ha iniciado un proceso de legalización. La legalidad de la IC le hace bien al movimiento popularHemos tenido también un intercambio con Nueva Izquierda, constituida por jóvenes que fueron dirigentes de la Fech, quienes nos han manifestado su voluntad de de construir listas conjuntas en la próxima batalla municipal.Tenemos relaciones bilaterales con una serie de organizaciones sociales que constituyen la mayoría de Pacto Juntos Podemos Más.Hemos sostenido un proceso de intercambio con el Partido Humanista, con el cual tuvimos diferencias políticas en el JPM. En el último de ellos, nos expresaron su preocupación, ante el evento de que la derecha gane la elección presidencial y manifestaron su disposición a abordar una política electoral que impida el triunfo de la derecha.Tomaron conocimiento de nuestra disposición a llevar adelante una suerte de acuerdo de mutuo apoyo o de omisión con otras fuerzas, que ellos también asumen.Si el desarrollo de este acercamiento bilateral no fuese suficiente, ambas fuerzas manifestaron su voluntad de construir un pacto instrumental electoral que le de acogida a la izquierda chilena con una identidad, más allá de cada uno de los partidos.Estos esfuerzos unitarios, que constituyen una batalla contra posiciones sectarias, deben ser parte sustantiva de las iniciativas que surjan desde la base, con motivo de las actividades conmemorativas del centenario de Salvador Allende.No somos espectadores. Somos una fuerza política que existe en la medida en que se propone incidir para trasformar la realidad a favor de los intereses del pueblo.Quiero destacar a lo menos cuatro dimensiones o ejes de nuestro pensamiento:-La construcción desde la base de un movimiento que levante las banderas de la lucha por la paz, por la solidaridad y en la lucha contra el imperialismo;-La construcción y fortalecimiento de la organización y la movilización de los trabajadores y los distintos sectores sociales;-La decisión y convicción de transformar la institucionalidad política del país, vinculando la próxima batalla electoral municipal con la exigencia de terminar con la exclusión en la política nacional.-Elevarnos a la calidad de constructores de la unidad más amplia del pueblo.Estas dimensiones o ejes recogen lo más esencial del legado de Salvador Allende, y serán el contenido central de las actividades de celebración de su centenario.Con el ejemplo de pasión y consecuencia de Gladys y Volodia, cada uno tiene un lugar en la lucha.Con ellos, por ellos, y en las distintas batallas: ¡Mil Veces Venceremos!.”

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